Una variedad de comercios aseguraron a este medio que ante la amenaza de “El virus de Wuhan”, que ya se cobró 170 víctimas fatales, las compras en estos locales se redujeron en los últimos días.
El coronavirus, como se conoce al “Virus de Wuhan” por la localidad china adonde se originó, ya se cobró 170 muertos y hay más de 7.500 personas infectadas a nivel mundial. Hace apenas horas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) elevó el riesgo de “moderado” a “alto”, aunque todavía cree que es “demasiado pronto” para decretar la emergencia de salud pública.
Pese a esto y tras conocerse que se han identificado casos de personas infectadas por el virus en otras regiones del mundo, que incluso muchas empresas argentinas con trabajadores que vienen de China obligan a estos a que trabajen desde su casa y además de que en Brasil ya hay nueve casos y se analiza uno en Paraguay por precaución o por prejuicio, varios argentinos han dejado de comprar en los famosos supermercados chinos.
Al menos cuatro comercios ubicados en la zonas de Recoleta y el Barrio Chino (Belgrano) aseguraron a este medio que “muchas personas dejaron de comprar”. “Es un poco alarmismo”, dijo a Nexofin Zhao, un hombre de 35 años que vivió casi la totalidad de su vida en Argentina y habla castellano a la perfección. “Hay desconocimiento sobre lo que es el coronavirus y hay un viejo prejuicio sobre la calidad de nuestros productos, que no tiene que ver con la realidad”.
La amenaza del virus también afectó a los supermercados chinos de “comida por peso”, distribuidos en gran parte en el microcentro porteño, Recoleta, Palermo, Almagro y una gran cantidad de barrios. “Desde que comenzamos hay dudas sobre de dónde vienen nuestros productos; y si bien mucha gente sigue comprando, es verdad que en los últimos días se ve una menor cantidad de clientes”, aportó Wuang, quien tiene un local en la calle Montevideo desde 2013.
La merma en la compra de estos locales puede tener que ver con el origen del coronavirus, que surgió en un mercado de Wuhan, en China. Allí se venden animales vivos tan variados como ratas, coyotes y salamandras gigantes.
El comercio de carne procedente de estas especies, además de contribuir a la destrucción de hábitats, hace que los humanos tengan un contacto cada vez más estrecho con los virus de los que son portadores y que se pueden propagar rápidamente en nuestro mundo ultraconectado, explicó Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance, una organización no gubernamental especializada en la prevención de enfermedades infecciosas.
Hasta el momento, se supo que hay 170 personas muertas a raíz del virus y, mientras se busca detectar al paciente cero, en Estados Unidos se conoció el primer caso de contagio de persona a persona.