Este fallo ha sido considerado histórico, ya que es la primera vez que el TEDH se pronuncia sobre la vacunación obligatoria contra las enfermedades infantiles.
Las vacunas infantiles obligatorias son “necesarias en las sociedades democráticas” y todo niño tiene que estar protegido. Así lo dictaminó este 8 de abril el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) en respuesta a una denuncia presentada en República Checa. El caso fue llevado a los tribunales por varios padres de familia del país centroeuropeo que habían sido multados o a cuyos hijos se les había negado el acceso a una guardería por no tener las vacunas obligatorias infantiles, informa Deutsche Welle.
Estas personas alegaban que su derecho al respeto a la vida privada estaba siendo violentado, pero el tribunal desestimó sus demandas. En tanto en Republica Checa existe la obligación legal de vacunar a los menores contra nueve enfermedades (difteria, tétano, tos ferina, hepatitis B y sarampión, entre otras), el TEDH determinó que estas políticas de salud eran coherentes con los intereses y el bienestar de los niños.
“El objetivo tiene que ser que todo niño esté protegido contra enfermedades graves, mediante la vacunación o en virtud de la inmunidad colectiva”, puntualizó la Justicia europea.
Sentencia histórica
Este fallo ha sido considerado histórico, ya que es la primera vez que el TEDH se pronuncia sobre la vacunación obligatoria contra las enfermedades infantiles. Y aunque no se refiere directamente a las vacunas contra el covid-19, los expertos creen que podría tener implicaciones para las próximas campañas de vacunación contra el virus y en los esfuerzos para poner fin a la pandemia. Esta sentencia podría “reforzar la posibilidad de una vacunación obligatoria en las condiciones de la actual epidemia”, asegura Nicolas Hervieu, experto legal en temas de la Corte Europea de Derechos Humanos.
Los países de Europa han sufrido una ola de desinformación sobre el tema de las vacunas y la pandemia que ha provocado escepticismo entre ciertos sectores de la población. Muchas personas niegan la existencia del virus, mientras que otros rechazan que ellos o sus familias sean vacunados. En este contexto, la decisión del TEDH ha sentado un precedente de que las vacunas obligatorias no contravienen la Convención Europea de Derechos Humanos.