Este personaje de Pascual Lombardo, no es bombero, nunca lo fue, y de comandar un piquete en una fábrica como delegado sindical metalúrgico pasó a ser presidente de la comisión directiva de Asociación de Bomberos Voluntarios de Río Grande.
Entre piquete y piquete, fue allí cuando comenzó sus lazos “carnales” con el menemismo vernáculo en la provincia que lo atornilló en el cargo de presidente de la comisión directiva bomberil. Más contemporaneamente, transformó los cuarteles de bomberos de Río Grande en unidades básicas para la campaña electoral de Rosana Bertone, quien durante sus cuatro años de mandato le liberó la zona para que Lombardo hiciera y deshiciera a su antojo.
La gestión de Lombardo, no ha estado exenta todos estos años, de escándalos, denuncias sobre manejos pocos claros y con una creciente sospecha de irregularidades administrativas en el manejo de los subsidios millonarios con dinero proveniente de los ingresos brutos, la facturación de energía eléctrica, subsidios municipales y nacionales.
El miedo que ha despertado siempre en la dirigencia política incompetente para auditar y controlar las cuentas y la operatividad del cuartel Río Grande, sumado a tipos como el ex funcionarios de Defensa Civil Provincial como Oscar Cuevas o Claudio Núñez Fucito, que hacían la vista gorda y miraban para el costado, y la llegada de Rosana Bertone al gobierno provincial, le permitieron al impresentable de Pascual Lombardo sobrevivir al frente de una institución sospechada y denunciada por irregularidades administrativas.
Como es sabido las asociaciones civiles pueden contratar personal para el funcionamiento y el cumplimiento del objeto social de la misma. En el caso de una asociación de bomberos, pueden contratar personal bajo la figura de “cuarteleros”, quienes bajo ningún punto de vista son bomberos voluntarios, sino empleados de la asociación.
Caso contrario sucede con los bomberos voluntarios, que como son voluntarios, no pueden percibir remuneración ni pago por contraprestación alguna, al igual que los integrantes de las comisiones directivas, que tampoco pueden percibir remuneración por ocupar un cargo directivo, sea el de presidente, secretario, o tesorero.
Las asociaciones de bomberos voluntarios son autorizadas a funcionar con personería jurídica por la IGJ y Defensa Civil, teniendo como objeto “la prevención, extinción de incendios y la intervención operativa para la protección de vidas y bienes, que resulten agredidos por siniestros y/o desastres de cualquier origen”.
Lo curioso es que Lombardo ha transformado a Bomberos Voluntarios en una unidad básica, y para nada cumple el objeto de la institución fijado por su estatuto y la ley provincial que regula las asociaciones de bomberos voluntarios.
Lombardo para nada quiere un cuartel con mayoría de bomberos voluntarios, porque en esa situación podría perder el control del cuartel, ya que los voluntarios tienen voz y voto. Prefiere un cuartel “chico” con pocos voluntarios y con un cuartelero de guardia por dependencia. Es así que negligentemente envía a las autobombas con un solo bombero (cuartelero) a los incendios, incumpliendo los protocolos de seguridad para su personal, situación que la Federación no ignora pero mira para el costado.
Lombardo durante todos estos años se ha encargado que que la asociación no tenga suficientes voluntarios para cubrir guardias mínimas en los destacamentos, y garantizar las dotaciones en la primera respuesta a la emergencia. De nada sirve que 20 o 30 minutos de desatado el incendio, lleguen algún que otro bombero, cuando todos sabemos que los primeros minutos son vitales para la supervivencia de las personas atrapadas o en riesgo de muerte.
Esto quiere decir dotaciones mínimas de cinco bomberos por autobomba, distribuidos en depedencias que tengan una respuesta inmediata a la totalidad del ejido municipal de Río Grande.
Todos vemos como llegan a las emergencias las autobombas con un solo cuartelero, y a modo excepcional con algún voluntario de guardia como parte de la dotación. El cuartelero, no sabe si ponerse el equipo autónomo de aire, acoplar la bomba, tirar agua con la manguera, o ingresar a la casa siniestrada a rescatar las personas atrapadas.
La excusa de Lombardo siempre es la misma, “somos voluntarios, hacemos lo que podemos” como si la vida humana, la integridad de las personas y la propiedad de las familias tuviera que estar a la merced del voluntarismo un grupete de dirigentes aventureros, que por su incapacidad ponen en riego a sus cuarteleros, sus bomberos y a la población indefensa.
Lombardo, que no es bombero, jamás apagó el fuego de un chulengo, para nada está capacitado para la conducción estratégica de un sistema de respuesta a la emergencia, para determinar el plan de inversión de equipamiento, y menos aún, para administrar el dinero público que aportamos todos los ciudadanos.
Jamas hemos visto publicado un sólo balance, una sola rendición de los subsidios que percibe la comisión que preside Pascual Lombardo. Es lamentable que los contribuyentes que pagamos ingresos brutos, la factura de luz, y los impuestos municipales, y que somos los que sostenemos económicamente la institución no podamos informarnos sobre la administración de los fondos públicos que recibe esta gente.
El año pasado a instancias del gobierno provincial, se propuso la creación del Fondo Permanente Provincial de Ayuda a las Asociaciones de primer y segundo grado de Bomberos Voluntarios, legalmente constituidos, que estará conformado por el 1,5 por ciento del total que recaude la Provincia en concepto de impuestos sobre los ingresos brutos. Dicho fondo sería redistribuido entre las asociaciones de Bomberos Voluntarios, previa detracción de las sumas correspondientes a los conceptos detallados en el artículo 2º bis de la ley provincial 736 y el artículo 4º de la ley provincial 414.
Tras esta detracción, la distribución será del 10 % a la Federación de Asociaciones de Bomberos Voluntarios de Tierra del Fuego, 5 % a la Subsecretaría de Defensa Civil y Gestión de Riesgo; 25,50% para las asociaciones de Río Grande, 12,75 % para las asociaciones de Tolhuin, 19,55% para las asociaciones de Ushuaia, 13,60% al Cuartel 2 de Abril, y 13,60% al Cuartel Zona Norte.
Ahora la pregunta que todos nos hacemos, cuando van a publicar los balances y las rendiciones de los subsidios que percibe la asociación que preside Pascual Lombardo, y también de paso, ya que no se le conoce ocupación, empleo ni profesión desde hace 16 años, contarle a la sociedad de qué vive el presidente de la Asociación de Bomberos Voluntarios de Río Grande.